Acto de presentación de la Plataforma en Barcelona


En un ciclo de conferencias organizadas por el Partit Humanista de Catalunya con motivo de las elecciones 2008, el 3 de marzo, Juande Martos, hizo la presentación de la Plataforma Contra el Abuso de Psicofármacos en Niños. El acto tuvo lugar en el Centro Cultural La Farinera del Clot.

Juande comenzó definiendo el psicofármaco y sus efectos secundarios. Seguidamente abrió la polémica cuestionando el hecho de que se pueda hablar de "enfermedades psíquicas". Desde el punto de vista humanista, lo que la psicología clásica y la psiquiatría tratan como enfermedad no es sino un síntoma, una respuesta que da el psiquismo frente a situaciones fuertemente opresivas, de falta de sentido en la vida, de incoherencia... El sufrimiento mental es una señal de que algo no se está haciendo bien con la propia vida y no es con una pastillita como se arregla el asunto sino reconociendo el problema, yendo a su raíz y dando respuestas en otra dirección.

Posteriormente hizo un cuadro general de la situación del uso de psicofármacos en niños recordando que España es el tercer país del mundo en su administración y denunció los intereses económicos de la industria farmacéutica y la connivencia de muchos psiquíatras que han llevado al Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño a alertar sobre el aumento de falsos diagnósticos del TDAH en niños y adolescentes.

En todo este entramado están implicados padres, educadores y psicólogos escolares, dando como resultado la sistematización y el uso institucionalizado del psicofármaco en niños problemáticos -advirtió Martos. Los niños son víctimas de un sistema social cada vez más deshumanizado y violento que es incapaz de darles la atención y el cuidado que necesitan para poder desarrollarse como seres humanos plenos y libres. Si en los años 80 se proclamaba que no es delito ser joven, hoy tendríamos que decir que NO ES DELITO SER NIÑO.

Finalmente alertó sobre la urgencia de reflexionar, abrir un debate público y tomar las medidas necesarias para evitar que los niños se conviertan en un colectivo de enfermos potenciales. La infancia reclama atención y una mirada humana y nos plantea la necesidad evidente de dar coherencia a nuestras vidas y a la sociedad.